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lunes, 6 de junio de 2011

Cap. 40 A través de la marea.

Día 1.

Podría describirles lo que sentí aquella noche después de que Thomas se fue, pero no quisiera deprimirlos con los detalles, así que sólo diré que fue una noche horrible, una de las peores de mi vida; el resto lo dejo a su imaginación.

La mañana era fría, justo igual a la del día anterior, con la ligera diferencia de que este era un frío incómodo, más causado por el vacío que había ahora en mi corazón que por el propio clima.

Al despertar -o mejor dicho, al levantarme de la cama después de una noche en vela- miré a mi alrededor y me di cuenta de lo diferente que era el lugar ahora. Antes, me había parecido tierno y acogedor. Ahora, sólo podía ver una horrible y sucia lona gris con un mal intento de camas en su interior.

Era impresionante lo mucho que podía cambiar la manera en que percibimos las cosas dependiendo de cómo te sientas en ese momento. Con Thomas me sentía alegre y llena de vida, por lo cual veía todo lo que me rodeaba tratando de buscarle el lado positivo y casi sin percibir el negativo; en cambio ahora que mi ánimo era nulo y que mi felicidad había sido aplastada, no me interesaba en absoluto buscar lo bonito de las cosas.

Me levanté de la cama y solté un bostezo, me pasé las manos por los hinchados ojos y traté de despertar a Sophie, pero me di cuenta de que ya estaba despierta. Tal vez, como yo, no hubiese dormido; aunque sospechaba que ella había decidido pasar por su tortura en silencio, no como yo, que sollocé durante toda la noche.

Mi compañera se levantó de su cama luciendo destruida, pero de igual manera me dedicó una bien fingida sonrisa y me dijo:

-Buenos días, Beth.

La miré y asentí, ni siquiera era capaz de devolverle la sonrisa.

Cuando salimos de la horrible carpa hacia un cielo azul grisáceo, los cuatro cadetes que se habían quedado nos dedicaron una inclinación de cabeza y volvieron a su trabajo. Me fijé en que Charlie, el chico que había conocido el día anterior, se había quedado; y nos dedicó una sonrisa más amplia que el resto. Decidimos que buscaríamos algo de comer y que luego emprenderíamos el día, y así lo hicimos.

Yo casi no era capaz de hablar. La verdad no tenía ganas ni de respirar pues, ¿para qué hacerlo si no estaba Thomas? Recordé el sentimiento que me invadió justo antes de que se marchara, esa sensación de seguridad que me había hecho creer que volvería… Ahora lo dudaba, y estaba casi segura de que era porque no tenía a Thomas cerca para desorientar mis sentidos.

Después de comer, Sophie y yo nos sentamos bajo un robusto roble y nos dedicamos a contemplar la maleza en diferentes direcciones sin dirigirnos siquiera una mirada; después de un rato, Sophie preguntó:

-¿Tu crees que vuelvan?

-Eso no puedo respondértelo, ya que no lo sé con certeza…

-Lo sé, lo sé. Matt me prometió que volvería antes de marcharse… Supongo que su palabra debería ser suficiente para mi, pero no puedo evitar pensar…

Y entonces se quebró, todas y cada una de las lágrimas reprimidas que habían formado la máscara que ahora estaba usando se desplomaron de su rostro y cayeron a raudales entre el pasto fresco. Había aguantado demasiado…

-¡Oh Soph! No estés mal, ya verás que volverán. Todo va a estar bien, sólo hay que darles unos días, no desesperes- le dije mientras la abrazaba.

-Lo-lo s-siento, es que n-no puedo sop-portar pensar en que q-quizás no lo vea mas nunca- contestó entre sollozos.

La abracé más fuerte, pero no contesté. Yo tampoco podía soportar imaginarme en un mundo sin Thomas…

Día 2.

Un día completo desde la última vez que vi a Thomas, desde que tuve en mi pecho un corazón completo.

Cuando le pregunté a Thomas cuando volvería, me había dicho: “Los emboscaremos en la mañana, y si tenemos suerte al día siguiente estaré de regreso aquí contigo.” En ese momento lo creí ciegamente, pero ahora que lo pensaba mejor, me di cuenta de que sólo un día sería muy poco para hacer todo lo que tenían que hacer. Lo más seguro es que se tardaran al menos una semana, aún así en mi pecho había un rescoldo de luz, un pequeño hilo de esperanza que me llevaba a creer que quizás volviera ese mismo día, que tal vez lo vería en cuestión de horas.

Sophie estaba segura de que Matt volvería en la noche y su ánimo del día anterior cambió radicalmente a uno que en cierta forma daba un poco de miedo porque mantenía en el rostro una sonrisa tan exagerada que no resultaba del todo agradable; se paseaba por el campamento sin hacer nada concreto y cada vez que pasaba por mi lado me decía: “Alégrate Beth, deben estar por llegar” a lo que yo contestaba con una sonrisa.

Opté por quedarme sentada al aire libre mientras Soph hacía si insoportable recorrido, y cuando estaba comenzando a aburrirme de la soledad, Charlie, el amigo de Thomas, se acercó a mi y me saludó amigablemente.

-Buenos tardes señorita, ¿cómo está?

.Oh, por favor llámame Elizabeth, o Beth. Como prefieras.

-Pues, Beth, ¿ya estás mejor?

Ante esta pregunta me quedé un rato mirándolo, y entonces me sonrojé.

-Pues… sí, supongo. ¿Por qué lo dice?

-Bueno, la verdad es que en este claro se puede oír hasta el más mínimo murmullo, y no pude evitar darme cuenta de que no ha dormido muy bien este último par de noches.- dijo Charlie con voz amigable, yo me sonrojé aún más y reí forzosamente.

-Sí… Realmente no he dormido nada bien; pero supongo que fue el shock de toda la situación, creo que ya estoy muchísimo mejor.- sonreí, esta vez de verdad.

Charlamos animadamente por un rato mientras Soph seguía vagando por el campamento, y después de lo que parecieron años, también ella se unió a nuestra agradable conversación.

Como Charlie y Sophie prácticamente habían crecido juntos, se llevaban muy bien y por lo que parecía se querían bastante.

-Me alegro de que Thomas haya podido encontrar a alguien tan agradable como tú-. Comento Charlie después de un instante de silencio.

-Oh, gracias. La verdad es que la afortunada soy yo, es una persona encantadora.

-Ciertamente- contestó Sophie.-. Se ven adorables juntos.

De ese momento en más la conversación cambió de rumbo y ellos se embarcaron en un relato de las aventuras y travesuras de su infancia, contándome lo que hacía Thomas cuando era más pequeño y lo sagaz que podía llegar a ser. De esta manera me enteré de que el señor bien portado no fue así siempre, y que realmente ser un chico travieso ; también me contaron que Thomas nunca antes había tenido una novia, cosa que por algún motivo me agradó, y que les sorprendía que hubiera conseguido una, ya que a veces era muy tímido.

Llegó la noche y con ella la hora de cenar, Charlie no comió con los otros soldados que quedaban en el campamento y nos acompañó a Sophie y a mi. Después de comer, nos despedimos de nuestro amigo para ir a la cama y cuando estaba a punto de dormirme, Sophie susurró.

-Beth, ¿por qué crees que no han vuelto?- Mi corazón dio un brinco, aunque sabía que era normal que tardaran un poco más de lo planteado, tenía la misma sensación de embauque,

-No lo se… Pero no debemos preocuparnos, recuerda que fueron a hacer algo que no puede tardar un solo día. Tengamos paciencia…

Y después de un susurro de asentimiento por parte de mi compañera, las dos nos dormimos.

Día 3.

Otro día común y corriente, sobreviviendo tan sólo con la mitad de mi corazón. Esta vez Sophie no estaba tan emocionada, así que sólo hablamos con Charlie, quien nos dijo que no nos preocupáramos ya que seguramente volverían pronto. De nuevo pasamos el día charlando animadamente, pero pude notar que esta vez la sonrisa de Sophie era más forzada.

El día pasó muy rápido, y así se abrió paso la noche. Yo dormí tranquila, pero no puedo decir lo mismo de Soph… Creo que ya se está desesperando.

Día 4.

Los ánimos están cada vez más caldeados, ya Sophie no habla y ni siquiera a mi me comenta lo que le sucede (aunque no hace falta que me lo diga para saberlo). Aún no hay señal de los chicos y, siendo sincera, yo también me estoy empezando a preocupar.

Día 5.

Ya no se que hacer, Charlie trata de animarnos pero no me provoca hablar con nadie. ¿Habría pasado algo malo? ¿Estaría Thomas herido, o… peor? Por alguna razón creía que no, pues tenía la extraña sensación de que si una mitad de tu corazón dejara de latir, la otra se daría cuenta ¿cierto? No estaba muy segura.

Esa noche ya no pude dormir bien pero por lo menos aún podía cerrar los ojos…

Día 6.

DESESPERACIÓN. Es la palabra perfecta para describir lo que sentía. Me sentía como si estuviese caminando a través de la marea, y como si ésta siguiera arrastrándome a la orilla.

Sophie parecía un zombie, ya ni siquiera comía. ¿Thomas, dónde estás?


3 motivos para escribir(::

«ραtгιcια» dijo...

Por fiin! Publicaste!! ^^
Y qué pena de capítulo..yo quiero más! Quiero leer más. jaja :)

Espero que publiques pronto, porque con este pequeño cap, me han dado hasta más ganas que antes;)

Besos!

Anónimo dijo...

aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahh... PUBLICASTES!!!!!!!
por finn....... ya me estaba decepcionando!
super bueno el cap!!!
me da demasiado cositas con esas dos damas, todas lorosas! :(

espero con ansias el prox cap!

xoxo
P.K

PD: no tardes mucho! ;)

Estefania dijo...

hahaha desdee ccomo noviembre qe esperaba capitulo GRAACIAAS QE TE ACORDARAS DE NOSOTRAS! :D suqee el siguiente maas rapido porfaavor (: y paasa por mi bloog www.mimejor-amigo.blogspot.com

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