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miércoles, 20 de octubre de 2010

Cap. 38 Nuevos ¿amigos?

-¿Cuándo crees que despertará?
-Cállate Matthew.
-Esta bien, pero no me trates de ese modo. Sabes que no es mi culpa.
-Lo se, lo se...- se oyó un suspiro- Es que me siento tan culpable... Si no la hubiera dejado ir sola en plena noche en un bosque desconocido, seguramente no estaríamos en esta situación.
-¡Por todos los cielos Thomas! Eso no tiene sentido, en todo caso sería culpa de Peter.
-El punto no es quien tiene la culpa. Lleva inconsciente más de una hora...
-Bueno, quizás si te...
-¡Matt, no tengo ganas de discutir! Lárgate.
-Ay pero qué mal humor, de acuerdo, hasta luego.
Nadie contestó.
¿Qué había pasado? Lo último que recordaba era la cara de terror de Thomas, cuando vio... Un momento. ¿Qué rayos había visto? No recordaba nada más. No quise abrir lo ojos, estaba tan cómoda en aquel lugar. Eh... Sí, tampoco sabía dónde estaba. Lo único de lo que podía estar segura era que Thomas estaba a mi lado y, al parecer bien. Hubiera identificado esa voz incluso a millas de distancia. Me quedé en silencio escuchando su respiración entrecortada, quizás no estaba del todo bien... ¿Y si él estaba herido y aún así estaba allí sentado conmigo en vez de reposar? Me sobresalté, eso no podía ser. Todo era mi culpa, al parecer lo único que podía hacer era enredarle la vida a Thomas.
Me levanté bruscamente y abrí los ojos de sopetón. De inmediato lo lamenté.
-¡Ay!- la cabeza me daba vueltas; me sentía tan mareada como nunca antes lo había estado. Pero, de pronto, ya no sentí nada pues él estaba allí...
Efectivamente, Thomas se encontraba a mi lado. Se acercó a mi casi corriendo y me rodeó con sus brazos. Sentí su respiración en mi nuca mientras permanecíamos abrazados, me besó en la cabeza y sin separarse de mi susurró:
-Oh, Elizabeth. Me tenías tan preocupado... ¿Cómo estás? ¿Te duele algo?
-¿Q-qué pasó?- musité, de nuevo confundida.
-Es una larga historia, ya te la contaré pero necesito saber si te encuentras bien.
-Yo... Eso creo- susurré. Él seguía muy cerca de mi, y no pude evitar sonreír al ver sus ojos frenéticos tratando de indagar si no estaba mintiendo y realmente estaba bien- ¿Qué sucedió?- pregunté una vez más.
-Eso puede esperar. Ahora debo ir a buscar a Sophie para decirle que despertaste.
-¿Quién?
Pero antes de que pudiera decir nada más, Thomas se había marchado.
Miré a mi alrededor y me di cuenta de que no podía estar en el mismo lugar en el que había estado cuando me desmayé. Me encontraba en una especie de tienda, de un verde muy opaco; y ya no estaba acostada en el duro suelo del bosque, ahora estaba en una superficie acochada y bajo mi cabeza habían muchas almohadas. A mi lado había lo que parecía un botiquín de primeros auxilios, pero cuando traté de volverme a ver qué más me rodeaba me volvió a invadir aquel mareo terrible y preferí recostarme y esperar a que Thomas volviera con... ¿Sophie? ¿Quién rayos era Sophie y por qué la buscaba Thomas?
Respiré profundo y cerré los ojos. Cuando dejaba de pensar me sentía un poco mejor, así que eso intenté. Comenzaba a quedarme dormida cuando alguien entró a la tienda. Miré a la entrada y a Matt acercandoce con una enorme sonrisa, parecía bastante animado.
-¡Hola! ¿Cómo te encuentras?
-Hola Matt. Supongo que bien...
-Oh no te preocupes, te pondrás mejor.
Sonreí.
-¿Podrías explicarme qué pasó?
-Bueno, es una larga historia.
-Tengo tiempo- dije muy curiosa como para que el hecho de que fuera una larga historia me molestara en lo más mínimo.
Me miró a los ojos, como analizando si realmente estaba lista para oír lo que tuviera que decir.
-Bueno, supongo que igual tendrías que enterarte después. La cosa está así: estamos en un campamento del ejército inglés.
-¿En dónde? ¿Cómo rayos llegamos a un campamento del ejército inglés? Vamos Matt, no juegues conmigo...
-¡Hablo en serio! Déjame explicarte. ¿Recuerdas cuando llegamos a aquel bosque? No se si te fijaste pero yo estaba un poco... extraño.
Claro que me había fijado, cuando le preguntó a Thomas dónde nos encontrábamos se podía ver claramente en su rostro que esa pregunta escondía algo; pero yo estaba tan distraída con mis propios pensamientos que no se me ocurrió preguntar.
-Eh... Sí, creo que me di cuenta.
-De acuerdo, pues era porque antes de desertar del ejército, tuve la intención de hablar con el padre de Thomas y negociar mis opciones. Por supuesto, a último momento me acobardé; pero fui capaz de llegar hasta su tienda y pararme en la puerta para pensar por última vez en lo que haría. Estaba ocupado con alguien, quizás si no hubiera sido así yo habría entrado, pero no es el punto. Oí un poco de su conversación, hablaban sobre un campamento cerca de un bosque en Francia. Sabía que estaban cerca de los rieles del tren, pues no querían que los soldados que mandarían se incluyeran en la batalla en si, tan sólo les interesaba que "vigilaran". Quizás fue por eso que una bomba cayó tan cerca de el tren, seguramente descubrieron su posición y trataron de ahuyentarlos... Como te has de imaginar, no lo lograron. Cambiaron el campamento de posición, por supuesto. Pero no lo alejaron mucho, cerca de donde los descubrieron es el último lugar en el que pensarían en buscarlos. Lo siento, me fui por las ramas... ¿Dónde estaba? Ah, sí: pues al detenerme a pensar oí esto, y aunque no le presté mucha atención por un extraño motivo no se borró de mi mente, siempre lo tuve en cuenta. Podríamos llamarlo coincidencia.
-No creo en las coincidencias...
-La verdad yo tampoco-sonrió-. El punto es que cuando nos internamos en aquel bosque no pude evitar pensar en ello, pero tampoco le di importancia; sólo sentía curiosidad. Yo me fui a dormir, y la verdad esa parte de la historia sería mucho mejor contada por Thomas...-sonrió retorcidamente, lo que al principio no comprendí, y entonces le dije:
-Vamos Matt, tu debes saber lo que pasó. Dime lo que él te contó-volvió a sonreír, ya sospechaba de qué hablaba... ¿Es que nunca se podía tomar nada en serio?
-Pues... Me dijo que pasó la noche con una hermosa señorita mirando a las estrellas....- su sonrisa era exactamente de la clase que los niños traviesos usan cuando saben que han hecho algo mal.
Me vinieron los colores al rostro inmediatamente, pero tampoco pude evitar sonreír.
Le saqué la lengua como una niña pequeña antes de apremiarlo para que continuara.
-¡Oh Matthew, no necesito que me cuentes esa parte! Vamos, ¿que pasó entonces?
Rió estruendosamente antes de continuar:
-Bueno, Thomas trataba de despertarme mientras tu buscabas la manta; por supuesto al principio no tuvo muchos resultados-rió maliciosamente-, pero de pronto dejó de molestar y se volvió. Pensé que se había rendido, pero en ese momento gritó tu nombre... Jamás había oído tanta histeria, nerviosismo y preocupación al mismo tiempo... Me pareció extraño y me levanté. El corría hacia ti, y tu estabas en el piso sin moverte. Pensé que algo realmente malo había pasado -puso los ojos en blanco-, y me asustaste muchísimo -rió.
-Oh, ¡concéntrate! ¿Por qué me desmayé?
-Pues porque eres una gallina.
Le puse cara de pocos amigos, y agregué:
-De acuerdo, si no quieres que me cuentes tendré que pedirle a Thomas que lo haga.
Traté de levantarme y me detuvo.
-¿Sabes lo que me haría si te dejo levantarte antes de que traiga a Sophie y ella diga que puedes?
Ya me estaba frustrando.
-¿QUIÉN RAYOS ES SOPHIE? ¿Qué nos trajo aquí Matt? Habla rápido y sin rodeos. ¿Alguna vez dejarás de tomártelo todo como una broma?
-El día en que muera-rió-. Pero no te desesperes, trataba de darle suspenso a la historia.
-Pues no lo necesito, gracias. Sigue hablando ¿qué paso después?
-De acuerdo, de acuerdo. En el campamento oyeron a alguien en el bosque, y mandaron a Peter a revisar. Él tomó tu manta y se la llevó al campamento, claro, me vio allí dormido. Y no te hubieras desmayado si Thomas no hubiera estado tan distraído diciendo cosas cursis a la luz de la luna-volvió a reír. Sí, definitivamente todo lo convertía en una broma, pero quizás fuera verdad... Yo lo distraje... Fue mi culpa... Pero ¿de qué me culpaba? No sabía ni siquiera que pasaba exactamente.
-Supongo que eso es mi culpa...- dije apesadumbrada.
Él dejó de reír.
-Vamos Beth, sabes que estaba bromeando. No fue culpa de nadie...-y volvió a componer una sonrisa maliciosa- Bueno, quizás de Peter...
-¿Quién es Peter?
-Un cretino, no vale la pena conocerlo.
Los dos reímos. ¿Acaso nunca terminaría de contarme nada?
-Bueno, cuando te encontramos Thomas comenzó a buscar entre los arbustos para ver lo que te había asustado. Sabes lo terco que es, y más cuando se trata de lo que más le preocupa- volteó los ojos-. El punto es que al final trajo a Peter. Tendrías que haber visto la cara de Thomas cuando él le explicó todo... Estoy segura de que si no hubiese estado tan preocupado por ti le hubiera roto la cara de un golpe. Nos dijo muy 'amablemente' que si queríamos podíamos ir a el campamento hasta que te pusieras bien... -pronunció la palabra como un niño que remeda a su madre. ¡Que impresionante era hablar con Matt! Era definitivamente un niño crecido, lo cual nunca adivinarías al verlo de lejos con esa apariencia amedrentadora que tenía- Entonces nos guió hasta acá y te trajimos a la tienda de la enfermería. Y todos vivieron felices por siempre...
-Ja, ja, muy gracioso. Pero me gustaría saber quién rayos es esa tal Sophie.
-Pues la enfermera.
-¿Puede estar una mujer en un campamento del ejército?
-Pues la verdad no estoy seguro. Y me da igual, ella es muy agradable.
-Oh, ¿es muy 'agradable'?- ahora me tocaba a mi hacer la broma.
No esperaba que él cayera, pero se puso tan rojo como yo lo hacía cuando me hablaban de Thomas y, aunque trató de disimularlo, echó una mirada a la entrada de la tienda como si esperara a que ella apareciera.
-¡Te gusta Sophie! JA. Oh, espera a que se lo diga...- por supuesto no pensaba decírselo, sólo quería molestarlo un rato.
-¿Quién ha dicho eso? Por supuesto que no. Sólo dije que era agradable.
-Oh sí, muuuy agradable.
Se oyeron pasos acercandoce y en ese instante su rostro se tornó incluso más rojo que el mío.
-Eh, ya vengo, debo ir a... a tomar aire...
Salió de la tienda como un bólido y lo oí mascullar algo cuando se encontró con alguien (seguramente Sophie, pues oí una risa femenina).
A los pocos segundos entraron a la tienda Thomas y una muchacha muy baja y menuda con cabello rizado de un color tan rojizo como el de Matt, tenía muchas pecas y unos grandes ojos grises. ¿Conque esa era Sophie, eh?
Thomas se acercó a mi, y aprovechando que estaba sentada, se colocó a mi lado y me rodeó los hombros con su brazo dándome un beso en la mejilla.
-Hola- saludé a Sophie mientras se acercaba a mi.
-¡Hola! Mi nombre es Sophie Walker, y soy la enfermera.
-Gusto en conocerte, soy Elizabeth.
-Thomas me ha hablado mucho sobre ti.
-Oh, ¿eso hizo?- Me sonrojé y lo miré de reojo, así que pude atisbar por el rabillo del ojo la sonrisa traviesa que tanto me encantaba dibujándose en su rostro.
-Sophie es una vieja amiga que conozco desde que vivía en Inglaterra, aunque por supuesto no sabía que estaba aquí. Tenía muchísimo tiempo que no la veía y quise contarle resumidamente lo que me ha pasado desde que dejamos de vernos.
Ella rió y me guiñó un ojo.
-Para ser sinceros, lo único que me contó fue de ti.
Los tres reímos, ya me sentía mucho mejor. Sí, Sophie era muy agradable, entendía por qué a Matt parecía atraerle.
-Bueno, a lo que vinimos. ¿Cómo te sientes?
-La verdad, estoy perfectamente.
-¿Puedes levantarte?
-Eso creo...
Thomas hizo ademán de ayudarme pero yo negué con la cabeza. Traté de hacerlo sola y para mi sorpresa ni siquiera me maree cuando me soporté en mis dos pies.
Me hizo una serie de preguntas y luego de analizarme con ojo clínico concluyó que no debería tener ya nada.

-Muchas gracias- le dije sonriéndole de oreja a oreja mientras los tres salíamos de la "enfermería".
Seguíamos en el bosque, eso era obvio. Habían muchas tiendas en un claro, colocadas en forma circular. Todavía estaba oscuro, aunque ya despuntaba el alba en el horizonte. Me sonrojé.
-¿Te despertó Thomas tan sólo pata venir a verme? Hubiéramos podido hacerlo mañana... Oh, estoy tan apenada...
Miré con reproche a Thomas, pero a el no le importó. Me sonrió tan hermosamente como siempre, al parecer nada podría arruinar la felicidad que le causaba verme bien.
-No te preocupes linda. No ha sido ninguna molestia; pero la verdad ahora si estoy muy cansada... Mi tienda está por aquí - señaló una a la derecha de nosotros- ya he acomodado una cama para que duermas allí. Te vendría bien un poco de descanso.
-Oh gracias- le dije realmente agradecida, y entonces me volví a Thomas...- Eh, buenas noches...
-Buenas noches, descansa- me dio un beso en la coronilla y luego me rodeó con sus brazos. Al separarnos me dio un beso en la mejilla y cuando nos disponíamos a caminar cada uno por su cuenta un hombre alto y muy delgado con cabello rizado de color ceniza y ojos oscuros salió de una tienda y caminó hacia nosotros.
-Veo que ya despertó...- Por su tono grosero y lo que Matt había dicho, ese debía ser Peter.
-Sí...- dijo Sophie secamente.
-Pues será mejor que en cuento puedan retomen su camino. No nos conviene tener civiles en el campamento.
-Tu sabes bien que yo soy tan soldado como tu. Sam también estuvo en el ejército, tenemos derecho a estar aquí.
¿Sam? Sin que los demás lo notaran, Thomas me dedicó una mirada de advertencia. Ya mañana le preguntaría...
-A demás, aunque fuéramos civiles el deber del soldado es proteger a su nación y a su pueblo- agregó Thomas más irritado cuando Peter no respondió-. Los tres somos ingleses, así que entramos en la categoría de "pueblo". Mi padre era el general Arthur Masen, a mi parecer quizás yo tenga incluso más derecho que tu de estar en un campamento militar.
Miró a Thomas con rabia, y cuando no supo qué más decir, agregó:
-En cuanto puedan se irán.
Dio media vuelta y entró a la tienda de la que salió.
Sophie suspiró y movió de un lado a otro la cabeza.
-Supongo que te preguntarás el nombre de ese adorable caballero- dijo sarcásticamente-. Su nombre es Peter, y se cree mucho porque el general lo ha dejado a cargo mientras va a investigar a los alrededores.
-¡Oh! ¡Pero si es un dulce!
Las dos nos reímos, pero al parecer a Thomas no le causó gracia.
-Buenas noches- me dijo dulcemente pero con un tono amargo en sus ojos- duerme bien, ya hablaremos mañana.
Me besó en la mejilla y desapareció en otra tienda mientras Sophie y yo nos dirigíamos a la nuestra.

sábado, 16 de octubre de 2010

Hola :D

Hola(: sorry por no escribir, se que he tardado demasiado tiempo... Créanme que si pudiera, escribiera cada 2 días, pero con el cole no puedo :( jajaj bueno, venía a decirles que o este fin o la próxima semana ya publicaré de nuevo y a demás quería adelantarles algo por hacerlas esperar tanto: a Beth no la atacó ningún animal, fue... no no, tampoco les diré tanto xD pero el primer beso se acerca, quizás sea en el próximo cap juju^^
Oh, quería decirles que TIENEN que ver Cartas a Julieta, es la película mas hermosa que existe! Lloré como una tonta al final, y a demás volví a obsesionarme con Love Story, de Taylor Swift, cuando comenzó a sonar así de repente al medio de la peli casi muero, amo a Taylor Swift y por supuesto esa canción es una de las mejores jaja. Sólo esta mañana la vi dos veces =;

Besos,
La autora(:

miércoles, 6 de octubre de 2010

Cap. 37 Qué fácil puede arruinarse una noche tan hermosa.

Bum, bum, bum. Que hermoso sonido... Bum, bum, bum. Podría oírlo para siempre, es simplemente tan... perfecto.
Estaba soñando, de eso estaba segura, pero no tenía la menor idea de dónde me encontraba o por qué; lo único que veía era una hermosa cascada azul, profunda y hermosa que corría y corría mientras me salpicaba con sus cristalinas gotas de arcoiris al chocar tiernamente -no se cómo podrá ser tierna el agua, pero en mi sueño no había duda de que así era- contra la superficie lisa de la que había debajo. No había rocas y, quizás por la misma razón por la que estaba segura de que el agua era tierna, sabía que si trataba de meterme en ella nada me pasaría. Yo vestía de turquesa, el mismo vestido con el que me había dormido, con la sencilla diferencia de que aquel estaba en perfectas condiciones.
Pero por si aquel paraíso no fuera ya demasiado perfecto, aquel: "bum, bum, bum", seguía sonando. Al igual que no sabía en dónde me encontraba, no tenía idea de que sería aquel rítmico sonido, pero me encantaba. Permanecí inmóvil, observando aquello sin poder creer que fuera posible que yo misma lo hubiera inventada, fue exactamente la misma sensación que tuve la noche después de mi cumpleaños, la mañana que conocí a Thomas...
Seguía parada, sin moverme un centímetro; tan sólo observando aquel espectáculo natural.
No se cuanto tiempo paso, ¿años, días, horas, minutos? El tiempo no me afectaba, y por supuesto no me aburría de mirar, y estar parada tampoco me cansaba. Pero, quería descubrir que sería aquel hermoso sonido, aquel rítmico golpeteo que me hacía sentir tan contenta. Quizás fuera eso lo que causó que me despertara, pero de pronto todo desapareció, y ante mis ojos cansados ya no había ni cascadas ni nada mágico, tan sólo un bosque tupido que seguía oscuro.
Pero algo extraño pasó entonces. Bum, bum, bum. Ya no estaba dormida, pero lo seguía escuchando; más leve pero igual de hermoso. Aquello me extrañó, y entonces traté de levantarme para ver qué ocurría.
Cuando lo intenté no pude, y luego lo agradecí pues hubiera odiado moverme de donde estaba. Mi cabeza descansaba sobre el pecho de Thomas, justo en el lugar donde estaba su corazón; corazón que, según él, era ahora tan mío como el mío era suyo. Me di cuenta de que no había inventado aquel mágico lugar, simplemente me había hundido en una versión ampliada de los ojos de Thomas. Ya la sensación no era tan igual a la de una mañana del 7 de abril, pues sabía que soñaba con algo real, algo que existía, que yo no había creado. Era lógico, algo tan hermoso y perfecto no pude haberlo creado yo sola en mi subconsciente.
La razón por la que no me pude levantar, era que Thomas se había quedado dormido con un brazo alrededor de mi en un gesto protector insoportablemente (hablando en términos literales) tierno.
Lo último que recordaba de la noche anterior, era haberme dormido en su hombro; seguramente él me habría acomodado de esa manera para que ambos pudiéramos dormir medianamente cómodos, aunque era obvio que yo lo estaba más que él, pues él había dormido en la tierra y yo, utilizándolo como almohada. Traté de volverme a dormir, pues quería estar a su lado para siempre pero, el súbito movimiento que había hecho al intentar levantarme había hecho que comenzara a moverse y a estirarse. Ups, lo desperté, pensé de pronto. Y en ese momento sentí como su cabeza se levantaba, sin mover ninguna otra parte de su cuerpo, para mirar qué había pasado. Me miró a los ojos un instante y sonrió deslumbrantemente para luego mover el brazo que me apresaba. Me levanté y me senté en la manta que Camille nos había empacado -ambos habíamos dormido en la de él, no tenía idea de dónde estaría la mía- y luego él hizo lo mismo.
-¿Pesadillas?- preguntó, y aunque parecía preocupado, no pudo evitar disimular lo encantado que estaba de haberse despertado.
-Todo lo contrario- le contesté riendo-. Acabo de tener un sueño muy bonito.
Compuse una sonrisa, y él amplió aún más la que ya tenía pintada en su rostro.
-¿Y por qué te despertaste?- preguntó, contrariado.
-Hum... Creo que necesitaba saber qué tan real era.
-Y... ¿Era real?
-Más de lo que te imaginas- contesté sonriendo, y él rió bajito.
-¿Con qué soñabas?- su tono era curioso.
-Pues... Se puede decir que, de una manera indirecta, contigo- no me costó decírselo, más bien me encantó poder hablar con él directamente y sin rodeo alguno.
-¿Una manera indirecta?- se acercó a mi y acarició mi mejilla con el dorso de su mano.
-Creo que soñaba con el latido de tu corazón, y estaba en un lugar muy hermoso, un lugar que por alguna razón me recordó a lo que siento cuando te miro a los ojos- no podía creer lo fácil que era hablar con Thomas sin sentirme cohibida en lo más mínimo.
-Qué interesante, yo también soñaba contigo- nos reímos juntos.
-Por tu culpa me desperté- le dije en un tono de muy mal fingida amargura, pero luego volví a reír cuando sonrió más hermosamente que nunca.
-Oh, entonces, lo siento señorita- acentuó la última palabra, sabía que odiaba que me llamara de esa forma, sonreí, y luego hubo un momento de silencio hasta que dijo con tono pensativo:-. Te seré sincero, la verdad no lo siento -rió-, me encanta estar aquí contigo.
-Yo tampoco lo siento.
Nos miramos a los ojos largo tiempo, por supuesto, me hundí en los de él después del primer latido que pasó desde que se conectaron nuestras miradas. Suspiré, y bajé la vista al suelo.
-Te amo -susurró-, y mucho.
Me reí, lo dijo en un tono que hacía suponer que era un gran alivio para él poder decirlo. Se rió conmigo, para luego agregar:
-Oh, ¿no me crees?- dijo en tono juguetón-. Pues, supongo que tendré que repetirlo hasta que puedas admitirlo.
-No creo que sea necesario, te creo completamente- reí, y él me acompañó de nuevo.
-Pues me encanta que lo sepas.
-Y a mi me encanta saberlo- sonreí.
-Nunca lo dudes.
Apoyé de nuevo mi cabeza en su hombro, pero esta vez no era para dormir. Él me rodeó con sus brazos y así nos quedamos un buen rato, viendo las pocas estrellas que quedaban por entre las ramas y hojas, el amanecer ya casi llegaba. Se acercó a mi y besó mi cabello, y yo subí la mirada para verlo a la cara. Su expresión denotaba tanta dicha, que en ese instante hasta a mi me pareció estúpido no haberlo notado antes.
-Te amo, creo que no te lo había dicho- le dije, tan contenta como él.
-No hace falta que lo digas, se que es así- su sonrisa era tan ancha a aquellas alturas que no lograba comprender cómo podía mantenerla.
Y en ese momento pensé algo. ¿Dónde estaba Matt? Si Thomas dormía cuando desperté, entonces Matt debía estar de guardia. Me puse colorada en un segundo, aunque por suerte en la oscuridad no se notó.
-¿Y Matt?- pregunté, como quien no quiere la cosa.
-Eh... Supongo que está dormido. No fui a despertarlo porque no quería despertarte a ti. Se suponía que yo estaría vigilando toda la noche pero no pude evitar quedarme dormido.
Por una parte, sentí alivio, pero por otra me molesté un poco con él.
-¿Cómo suponías pasar en vela toda la noche cuando mañana tenemos un camino tan largo que recorrer?
Él rió, pero a mi no me dio mucha gracia.
-Vamos Thomas, podrías haberme despertado un instante para avisarle. No soy de papel, no tienes que preocuparte tanto por mi.
-Supongo que no puedo evitarlo. Pero, por favor, no te enojes; creo que jamás he sido tan feliz en toda mi vida.
-No estoy enojada,- dije de mala gana, él me miró subiendo una ceja-. Bueno no mucho-rectifiqué y no pude evitar reírme.
Había reído y sonreído más en aquella noche de lo que posiblemente haya hecho en toda mi vida, y me encantaba.
-Hablando de dormir-dijo, luego de un instante de silencio-, creo que deberías dormir un poco más. Como tú haz dicho, mañana hay un largo camino que recorrer- ¿cómo rayos podía sonreír tan tiernamente y a la vez con gesto tan protector?
-Bueno, tu también deberías dormir-le espeté-. Deberías ir a despertar a Matt.
-Quizás debería- su sonrisa no flaqueó en lo más mínimo.
-Iré a buscar mi manta, muero de frío.
La verdad no tenía frío en lo absoluto, tan sólo quería estirarme, alejarme un poco de él para poder pensar con claridad. Era obvio que estando a su lado mis neuronas parecían adormecerse, y aunque era una sensación de ligereza maravillosa, necesitaba dejarla un rato para asegurarme de nuevo de que todo era real. De nuevo todo había sido tan precipitado... Pero no me importaba, últimamente mi vida se basaba en esa clase de acciones.
-¿Quieres que te acompañe?
¡Por todos los cielos! ¿No podía dejar de preocuparse un segundo? No podría soportarlo un instante más. Bueno, claro que podría, lo soportaría toda la vida... Es tan tierno que quisiera cuidarme... Mi mente siempre me traicionaba diciéndome la verdad, era imposible que me engañara a mi misma.
-No te preocupes, ve a despertar a Matt- no quería que se fuera y apenas desapareció de mi campo de visión dedicándome una última sonrisa, me arrepentí enormemente.
Estaba amaneciendo y aunque ya no estaba tan oscuro, me sentí inmediatamente desprotegida. Mi manta no debía estar muy lejos, pues yo la había puesto a tan sólo unos metros de Thomas y Matt respectivamente. Por supuesto, ya no estaba allí. El viento seguramente se la habría llevado. Miré hacia mi izquierda, y a unos metros de mi estaba Thomas, tratando de despertar al flojo de Matthew que gruñía constantemente y ordenaba que lo dejaran en paz, en respuesta a lo cual Thomas soltaba las más adorables carcajadas que jamás oí. Pude fijarme como cada cierto tiempo, disimuladamente me buscaba con la vista. Estaba segura de que el creía que yo no me daba cuenta.
Camine un poco más por los alrededores, sin alejarme mucho, claro. Y entonces lo oí.
Algo se movía entre los arbustos, justamente el mismo sonido que había oído la aquella misma noche, con la diferencia de que sonaba más cerca, y parecía que se iba acercando.
Miré a mi hacia todos los lados, y aunque me encontraba en un lugar en el que Thomas no podía verme -estaba casi completamente detrás de un árbol- yo sí pude verlo; estaba despertando a Matt, y en ese mismo instante miró sobre su hombro, pero al no encontrarme con la vista desistió de su intento y miró nervioso a los alrededores.
Pronto vendrá, no debe ser más que un animal; quizás es sólo un ave. Traté de tranquilizarme repitiendo esto, pero no funcionó. El sonido se detuvo, y en ese momento me hizo efecto el hecho de no haber comido nada desde la mañana (aunque Thomas insistió en que lo hiciera, yo quería guardar la comida, pues sabría que habría mayores emergencias, y no probé bocado). Me sentía un poco mareada, quizás el inexplicable miedo que el sonido me había hecho sentir contribuyo a mi mareo. Traté de caminar hacia Thomas, saliéndome por completo de la sombra del árbol.
Él atisbó mi mirada aterrorizada al instante, y entonces se encaminó hacia donde yo me encontraba.
En ese momento, en ese preciso momento, algo salió de entre los arbustos, algo definitivamente más grande que un ave; de hecho, más grande que yo. No me detuve a contemplar qué era exactamente, y corrí hacia Thomas "como si mi vida dependiera de ello" no, quizás realmente dependía de que llegara hacia él.
Vi una expresión horrorizada en su rostro cuando corrió hacia mi, fue lo último que pude ver, al instante siguiente, estaba desmayada.
Negro. Negro. Negro.
Y así, fácilmente, la noche más hermosa de mi vida se arruinó por completo.



¡Cuidado! Oh, bueno, puedes ver que hará^^

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