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miércoles, 6 de octubre de 2010

Cap. 37 Qué fácil puede arruinarse una noche tan hermosa.

Bum, bum, bum. Que hermoso sonido... Bum, bum, bum. Podría oírlo para siempre, es simplemente tan... perfecto.
Estaba soñando, de eso estaba segura, pero no tenía la menor idea de dónde me encontraba o por qué; lo único que veía era una hermosa cascada azul, profunda y hermosa que corría y corría mientras me salpicaba con sus cristalinas gotas de arcoiris al chocar tiernamente -no se cómo podrá ser tierna el agua, pero en mi sueño no había duda de que así era- contra la superficie lisa de la que había debajo. No había rocas y, quizás por la misma razón por la que estaba segura de que el agua era tierna, sabía que si trataba de meterme en ella nada me pasaría. Yo vestía de turquesa, el mismo vestido con el que me había dormido, con la sencilla diferencia de que aquel estaba en perfectas condiciones.
Pero por si aquel paraíso no fuera ya demasiado perfecto, aquel: "bum, bum, bum", seguía sonando. Al igual que no sabía en dónde me encontraba, no tenía idea de que sería aquel rítmico sonido, pero me encantaba. Permanecí inmóvil, observando aquello sin poder creer que fuera posible que yo misma lo hubiera inventada, fue exactamente la misma sensación que tuve la noche después de mi cumpleaños, la mañana que conocí a Thomas...
Seguía parada, sin moverme un centímetro; tan sólo observando aquel espectáculo natural.
No se cuanto tiempo paso, ¿años, días, horas, minutos? El tiempo no me afectaba, y por supuesto no me aburría de mirar, y estar parada tampoco me cansaba. Pero, quería descubrir que sería aquel hermoso sonido, aquel rítmico golpeteo que me hacía sentir tan contenta. Quizás fuera eso lo que causó que me despertara, pero de pronto todo desapareció, y ante mis ojos cansados ya no había ni cascadas ni nada mágico, tan sólo un bosque tupido que seguía oscuro.
Pero algo extraño pasó entonces. Bum, bum, bum. Ya no estaba dormida, pero lo seguía escuchando; más leve pero igual de hermoso. Aquello me extrañó, y entonces traté de levantarme para ver qué ocurría.
Cuando lo intenté no pude, y luego lo agradecí pues hubiera odiado moverme de donde estaba. Mi cabeza descansaba sobre el pecho de Thomas, justo en el lugar donde estaba su corazón; corazón que, según él, era ahora tan mío como el mío era suyo. Me di cuenta de que no había inventado aquel mágico lugar, simplemente me había hundido en una versión ampliada de los ojos de Thomas. Ya la sensación no era tan igual a la de una mañana del 7 de abril, pues sabía que soñaba con algo real, algo que existía, que yo no había creado. Era lógico, algo tan hermoso y perfecto no pude haberlo creado yo sola en mi subconsciente.
La razón por la que no me pude levantar, era que Thomas se había quedado dormido con un brazo alrededor de mi en un gesto protector insoportablemente (hablando en términos literales) tierno.
Lo último que recordaba de la noche anterior, era haberme dormido en su hombro; seguramente él me habría acomodado de esa manera para que ambos pudiéramos dormir medianamente cómodos, aunque era obvio que yo lo estaba más que él, pues él había dormido en la tierra y yo, utilizándolo como almohada. Traté de volverme a dormir, pues quería estar a su lado para siempre pero, el súbito movimiento que había hecho al intentar levantarme había hecho que comenzara a moverse y a estirarse. Ups, lo desperté, pensé de pronto. Y en ese momento sentí como su cabeza se levantaba, sin mover ninguna otra parte de su cuerpo, para mirar qué había pasado. Me miró a los ojos un instante y sonrió deslumbrantemente para luego mover el brazo que me apresaba. Me levanté y me senté en la manta que Camille nos había empacado -ambos habíamos dormido en la de él, no tenía idea de dónde estaría la mía- y luego él hizo lo mismo.
-¿Pesadillas?- preguntó, y aunque parecía preocupado, no pudo evitar disimular lo encantado que estaba de haberse despertado.
-Todo lo contrario- le contesté riendo-. Acabo de tener un sueño muy bonito.
Compuse una sonrisa, y él amplió aún más la que ya tenía pintada en su rostro.
-¿Y por qué te despertaste?- preguntó, contrariado.
-Hum... Creo que necesitaba saber qué tan real era.
-Y... ¿Era real?
-Más de lo que te imaginas- contesté sonriendo, y él rió bajito.
-¿Con qué soñabas?- su tono era curioso.
-Pues... Se puede decir que, de una manera indirecta, contigo- no me costó decírselo, más bien me encantó poder hablar con él directamente y sin rodeo alguno.
-¿Una manera indirecta?- se acercó a mi y acarició mi mejilla con el dorso de su mano.
-Creo que soñaba con el latido de tu corazón, y estaba en un lugar muy hermoso, un lugar que por alguna razón me recordó a lo que siento cuando te miro a los ojos- no podía creer lo fácil que era hablar con Thomas sin sentirme cohibida en lo más mínimo.
-Qué interesante, yo también soñaba contigo- nos reímos juntos.
-Por tu culpa me desperté- le dije en un tono de muy mal fingida amargura, pero luego volví a reír cuando sonrió más hermosamente que nunca.
-Oh, entonces, lo siento señorita- acentuó la última palabra, sabía que odiaba que me llamara de esa forma, sonreí, y luego hubo un momento de silencio hasta que dijo con tono pensativo:-. Te seré sincero, la verdad no lo siento -rió-, me encanta estar aquí contigo.
-Yo tampoco lo siento.
Nos miramos a los ojos largo tiempo, por supuesto, me hundí en los de él después del primer latido que pasó desde que se conectaron nuestras miradas. Suspiré, y bajé la vista al suelo.
-Te amo -susurró-, y mucho.
Me reí, lo dijo en un tono que hacía suponer que era un gran alivio para él poder decirlo. Se rió conmigo, para luego agregar:
-Oh, ¿no me crees?- dijo en tono juguetón-. Pues, supongo que tendré que repetirlo hasta que puedas admitirlo.
-No creo que sea necesario, te creo completamente- reí, y él me acompañó de nuevo.
-Pues me encanta que lo sepas.
-Y a mi me encanta saberlo- sonreí.
-Nunca lo dudes.
Apoyé de nuevo mi cabeza en su hombro, pero esta vez no era para dormir. Él me rodeó con sus brazos y así nos quedamos un buen rato, viendo las pocas estrellas que quedaban por entre las ramas y hojas, el amanecer ya casi llegaba. Se acercó a mi y besó mi cabello, y yo subí la mirada para verlo a la cara. Su expresión denotaba tanta dicha, que en ese instante hasta a mi me pareció estúpido no haberlo notado antes.
-Te amo, creo que no te lo había dicho- le dije, tan contenta como él.
-No hace falta que lo digas, se que es así- su sonrisa era tan ancha a aquellas alturas que no lograba comprender cómo podía mantenerla.
Y en ese momento pensé algo. ¿Dónde estaba Matt? Si Thomas dormía cuando desperté, entonces Matt debía estar de guardia. Me puse colorada en un segundo, aunque por suerte en la oscuridad no se notó.
-¿Y Matt?- pregunté, como quien no quiere la cosa.
-Eh... Supongo que está dormido. No fui a despertarlo porque no quería despertarte a ti. Se suponía que yo estaría vigilando toda la noche pero no pude evitar quedarme dormido.
Por una parte, sentí alivio, pero por otra me molesté un poco con él.
-¿Cómo suponías pasar en vela toda la noche cuando mañana tenemos un camino tan largo que recorrer?
Él rió, pero a mi no me dio mucha gracia.
-Vamos Thomas, podrías haberme despertado un instante para avisarle. No soy de papel, no tienes que preocuparte tanto por mi.
-Supongo que no puedo evitarlo. Pero, por favor, no te enojes; creo que jamás he sido tan feliz en toda mi vida.
-No estoy enojada,- dije de mala gana, él me miró subiendo una ceja-. Bueno no mucho-rectifiqué y no pude evitar reírme.
Había reído y sonreído más en aquella noche de lo que posiblemente haya hecho en toda mi vida, y me encantaba.
-Hablando de dormir-dijo, luego de un instante de silencio-, creo que deberías dormir un poco más. Como tú haz dicho, mañana hay un largo camino que recorrer- ¿cómo rayos podía sonreír tan tiernamente y a la vez con gesto tan protector?
-Bueno, tu también deberías dormir-le espeté-. Deberías ir a despertar a Matt.
-Quizás debería- su sonrisa no flaqueó en lo más mínimo.
-Iré a buscar mi manta, muero de frío.
La verdad no tenía frío en lo absoluto, tan sólo quería estirarme, alejarme un poco de él para poder pensar con claridad. Era obvio que estando a su lado mis neuronas parecían adormecerse, y aunque era una sensación de ligereza maravillosa, necesitaba dejarla un rato para asegurarme de nuevo de que todo era real. De nuevo todo había sido tan precipitado... Pero no me importaba, últimamente mi vida se basaba en esa clase de acciones.
-¿Quieres que te acompañe?
¡Por todos los cielos! ¿No podía dejar de preocuparse un segundo? No podría soportarlo un instante más. Bueno, claro que podría, lo soportaría toda la vida... Es tan tierno que quisiera cuidarme... Mi mente siempre me traicionaba diciéndome la verdad, era imposible que me engañara a mi misma.
-No te preocupes, ve a despertar a Matt- no quería que se fuera y apenas desapareció de mi campo de visión dedicándome una última sonrisa, me arrepentí enormemente.
Estaba amaneciendo y aunque ya no estaba tan oscuro, me sentí inmediatamente desprotegida. Mi manta no debía estar muy lejos, pues yo la había puesto a tan sólo unos metros de Thomas y Matt respectivamente. Por supuesto, ya no estaba allí. El viento seguramente se la habría llevado. Miré hacia mi izquierda, y a unos metros de mi estaba Thomas, tratando de despertar al flojo de Matthew que gruñía constantemente y ordenaba que lo dejaran en paz, en respuesta a lo cual Thomas soltaba las más adorables carcajadas que jamás oí. Pude fijarme como cada cierto tiempo, disimuladamente me buscaba con la vista. Estaba segura de que el creía que yo no me daba cuenta.
Camine un poco más por los alrededores, sin alejarme mucho, claro. Y entonces lo oí.
Algo se movía entre los arbustos, justamente el mismo sonido que había oído la aquella misma noche, con la diferencia de que sonaba más cerca, y parecía que se iba acercando.
Miré a mi hacia todos los lados, y aunque me encontraba en un lugar en el que Thomas no podía verme -estaba casi completamente detrás de un árbol- yo sí pude verlo; estaba despertando a Matt, y en ese mismo instante miró sobre su hombro, pero al no encontrarme con la vista desistió de su intento y miró nervioso a los alrededores.
Pronto vendrá, no debe ser más que un animal; quizás es sólo un ave. Traté de tranquilizarme repitiendo esto, pero no funcionó. El sonido se detuvo, y en ese momento me hizo efecto el hecho de no haber comido nada desde la mañana (aunque Thomas insistió en que lo hiciera, yo quería guardar la comida, pues sabría que habría mayores emergencias, y no probé bocado). Me sentía un poco mareada, quizás el inexplicable miedo que el sonido me había hecho sentir contribuyo a mi mareo. Traté de caminar hacia Thomas, saliéndome por completo de la sombra del árbol.
Él atisbó mi mirada aterrorizada al instante, y entonces se encaminó hacia donde yo me encontraba.
En ese momento, en ese preciso momento, algo salió de entre los arbustos, algo definitivamente más grande que un ave; de hecho, más grande que yo. No me detuve a contemplar qué era exactamente, y corrí hacia Thomas "como si mi vida dependiera de ello" no, quizás realmente dependía de que llegara hacia él.
Vi una expresión horrorizada en su rostro cuando corrió hacia mi, fue lo último que pude ver, al instante siguiente, estaba desmayada.
Negro. Negro. Negro.
Y así, fácilmente, la noche más hermosa de mi vida se arruinó por completo.



4 motivos para escribir(::

X. E. F. dijo...

O: que ocurrió, un oso los encontró o tal vez un lobo? ahhh, publica pronto, quiero saber que pasa!!, cuidate, besos, adios :D.

«ραtгιcια» dijo...

O.O
Dioos!! por favor! dios dios dioos **
No me puedes dejar así T.T
joo que será? la ha atacado? le ha mordido? puff
Quero leer el siguiente capítuloo! me has dejado con una intriga T.T

αṉģÿÿ dijo...

Premios en mi blog,espero q te gusta..besos

http://checktheseblueskiesout.blogspot.com/2010/10/premios-para-lunes-llena-de-inspiracion.html

KaRoL ScAnDiu dijo...

Hola querida;D

Pasando a desearte un hermoso finde;D

kisses

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