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lunes, 13 de septiembre de 2010

Cap. 35 ¿"Nos veremos pronto"? Me parece demasiado tiempo.

El día siguiente fue... incómodo. Camille nos recibió en la mañana con un desayuno monumental como anticipación a lo que tenía preparado para la cena. Nos dijo que sería tan impresionante y que habría tanta comida que no creía que fuera necesario siquiera almorzar, ya que a demás lo haríamos temprano para que pudiéramos dormir bien para nuestra partida...
Ella estuvo revoloteando de aquí para allá, de un lado a otro por la cocina murmurando entre dientes los ingredientes que necesitaba y las medidas que buscaba; pero cuando traté de ayudarla con algo, se negó rotundamente ya que sería nuestra "cena de despedida".
Amelie, por su parte, no quiso dejarnos solos a ninguno de los tres durante todo el transcurso del día. Algo que me pareció extraño, pues ella la tercera persona más interesada -aparte de Thomas o de mí misma- en que tuviéramos un segundo a solas Thomas y yo... Después de pensarlo, la razón me pareció lógica: nos extrañaría y quería pasar cada segundo que pudiera en nuestra compañía; ella estaba segura de que tendríamos tiempo de sobra para hablar de lo que quisiéramos.
Varias veces ella y yo nos sorprendimos de pronto con los ojos llenos de lágrimas, mientras Thomas nos miraba con comprensión y Matthew ponía, como siempre, los ojos en blanco ante nuestro terrible sentimentalismo, pero había en esa mirada un dejo de la misma nostalgia que había en la mía.
-Thomas, Matt, prométanme que volverán a visitarme. Por favor...
-Te lo prometo- dijo Thomas sonriendo encantadoramente-. No te sorprendas si el día más inesperado aparecemos de nuevo ante tu puerta.
-Sí, no te preocupes. Volveremos a vernos- dijo Matt y sonrió, esta vez sin la más mínima gota de exasperación impresa en el tono de su voz.
-Oh chicos... Cuánto me gustaría acompañarlos... Pero ya ven, debo quedarme aquí con mamá.
-No te preocupes, créeme que no te pierdes de nada- bromeó Matt, tratando de animarla.
-Me da mucha pena con Camille... Está trabajando tanto con lo de esta noche... No ha descansado desde la mañana- comenté, realmente avergonzada por el hecho.
-Ah, no te preocupes. ¡Le encanta tener algo que hacer! Eso aleja su mente de mi padre... Ya sabes... La afecta mucho no saber dónde está, o si está bien.
Me quedé callada. Cuando aún vivía en Londres con mi madre ella solía hacer exactamente lo mismo: siempre estaba buscando alguna actividad con la cual distraerse. Tejía afanosamente, cambiaba radicalmente los muebles de la casa, se empeñaba a fondo limpiando cualquier rincón, cocinaba como para un batallón y solía poner cuatro platos a la mesa aunque sólo estuviéramos ella y yo...
No pude evitar dejar que una lágrima se me escapara y corriera por mi rostro, dejando a su paso un húmedo e intrincado sendero de nostalgia por el que se guiarían ahora mis penas...
Me la quité de un manotazo, pero el ahora invisible sendero que había trazado se juntó sigilosamente con las muchas otras huellas de lágrimas pasadas y ya olvidadas para no borrarse nunca más.
Nadie se había dado cuenta de la silenciosa lágrima que no pude contener, pero de ese momento en más me pareció que el ambiente había cambiado súbita y deliberadamente de uno más o menos alegre a uno lleno de... no lo se... quizás fuera sólo tristeza, pero a mi me pareció algo más, mucho más. No sabría describir la sensación, como si se juntaran en uno solo la tristeza, soledad, añoranza, nostalgia, más tristeza y un poco de... qué se yo... no tenía ánimos para averiguarlo.
Conversamos unas pocas horas más, y de pronto apareció Camille en la sala de estar. Sonreía satisfecha y muy contenta; cuando todos notamos su presencia, dijo:
-Ya casi está todo listo. Sólo falta que se termine de cocer el pavo y...
-¿Pavo? Oh Camille no debiste...- para aquella época, y totalmente debido a la guerra, alimentos de ese tipo eran completamente difíciles de conseguir. Tenías suerte si encontrabas un poco de arvejas o quizás unas pocas patatas y una pequeña pieza de pollo. Pero.. ¿pavo? Prácticamente imposible.
-Vamos vamos, no tiene importancia. Ustedes son nuestros invitados especiales, así que tenía que darles algo especial.
A Matt los ojos le brillaron de anhelo al saber que íbamos a cenar pavo y quien sabe qué otras delicias.
Thomas también dio las gracias a Camille por su amabilidad y ella se sonrojó ante tantos agradecimientos.
Pasamos un rato hablando también con ella, pero mi extraña sensación había desaparecido y pronto volví a sentirme tan dichosa como al principio. La comida estuvo lista y nos dirigimos todos hacia una habitación que estaba al lado de la cocina, algo apartada y un poco pequeña, pero hermosa. Era el comedor, y tenía en el centro una mesa larga de madera de roble, con detalles tallados que se veía realmente antigua; había también doce sillas a juego y en cada esquina de la estancia se podían apreciar hermosos retratos pintados con acuarelas, reflejando paisajes diversos y siempre hermosos. Las paredes estaban pintadas de color blanco marfil, sencillo, pero elegante.
Camille se fue a la cocina y regresó con un gran plato con un enorme pavo en los brazos que depositó en el centro de la mesa. Volvió a la cocina y trajo de nuevo toda clase de comida. Había de todo, si me pusiera a enumerar todo lo que esa noche tuvimos para comer tendría que disponer de mucas horas, pues a demás no podría evitar describir lo deliciosa que estaba cada una de las cosas que Camille nos preparó; la mesa parecía un carnaval de colores, olores y sabores, todo era exquisito y la verdad había algunas cosas que tenía tanto tiempo sin comer que al probarlas de nuevo sentí que me trasladaba a mi infancia, cuando solíamos hacer una cena igual de maravillosa para las navidades y cumpleaños...
Matt comió hasta que no le quedó un solo rincón sin llenar en su ahora abultado estómago. La cena fue de lo más agradable y también lo fue estar acompañada de aquellas personas que podía considerar ahora sin dudarlo siquiera como mi familia, o los nuevos integrantes de la ya comenzada y un poco rota, pero maravillosa familia que tenía.
Conversamos durante toda la cena, y de pronto no pareció que estuviéramos a punto de irnos ni que quizás no nos viéramos nunca más; éramos solamente una familia grande y feliz que se reunía para cenar y compartir. Pero lastimosamente eso no podía durar para siempre y sin darnos cuenta el reloj anunció las diez y todos tuvimos que subir a dormir... Parecía irreal, y de pronto caí en la cuenta de que realmente tendríamos que partir y que no volveríamos a vernos en quizás un larguísimo tiempo -estaba negada a pensar que no nos veríamos de nuevo jamás- que estaba segura se me haría eterno. Amelie y yo subimos las escaleras una al lado de la otra pero sin mirarnos a la cara pues estaba segura que al igual que como ahora mi rostro estaba surcado de lágrimas el suyo estaría igual y quizás peor; pues ella tendría que volver a la soledad y la impaciencia por no tener noticias de nadie a las que fácilmente y sin arrepentirse se había desacostumbrado.
-Elizabeth...- murmuró Amelie cuando llegamos a su habitación- Aquí tengo la foto de mi padre y la dirección de nuestra casa... Yo...
-No te preocupes, la guardaré ahora mismo. Él está bien, ya lo verás. Nunca pierdas la esperanza- le dije en un susurro casi inaudible.
-Gracias, gracias por todo. Por haber venido y por haber cambiado mi perspectiva de la vida, gracias por ayudarme con mi papá, gracias por todo... -su voz era aún más baja que la mía, y unas espesas lágrimas le caían en el cabello después de recorrer todo su rostro.
-No me lo agradezcas, yo debería agradecértelo a ti. Has hecho tanto por mi... Y antes te trataba tan mal... Yo lo sien...
-No digas lo siento. Te entiendo, cualquiera hubiera reaccionado igual. Pero ahora somos amigas, y eso nadie ni nada, ni siquiera una estúpida guerra, lo cambiará.
No pude evitar sonreír, y tampoco que luego mi rostro se llenara de lágrimas.
La abracé fuerte, y ella hizo lo mismo. Me levanté y guardé en mi maleta la foto de su padre para después dedicarle una última sonrisa y darle la espalda en la camita que tenía en el suelo justo al lado de la suya.
Me dormí de inmediato quizás por el temor de que la realidad comenzara a llenar mi mente e inundara mis pensamientos ya de por si medio ahogados...
Para mi alivio, dormí esa noche sin soñar, y al día siguiente no me costó nada levantarme temprano y salir sigilosamente de la habitación sin mirar a la cama de Amelie e ir a la alcoba de Thomas y Matt para despertarlos. Me sorprendió sentirme casi igual que como me había sentido cuando me marché de la casa de mi queridísima tía Lynette (en la cual trataba de no pensar, pues me dolía demasiado) pero con algo nuevo, algo que en ese momento no pude identificar.
Me sorprendió encontrar la habitación vacía, y al bajar las escaleras los encontré a los dos, rígidos como estacas mirando hacia algo que sólo ellos veían mientras murmuraban palabras de agradecimiento a Camille; que por lo que pude ver había preparado un bolso lleno de comida y de otras cosas como mantas. Pero me sorprendí más aún cuando vi que también Amelie estaba ya despierta y parada al lado de su madre con la misma expresión ausente que Thomas y Matthew sostenían en sus rostros.
No había echado un vistazo a su cama, y seguramente cuando yo me desperté ella ya estaba abajo. Saludé tímidamente con un débil "buenos días" y tan pronto como se dieron cuenta de mi presencia Camille anunció que sería buena idea que saliéramos lo más pronto posible. Abracé estrechamente a Amelie y luego también a Camille y no dejé de darles las gracias hasta que subí corriendo a tomar una ducha y a vestirme. No saludé a Thomas e igualmente pasé por alto a Matt, pues no creía que sería lo suficientemente fuerte como para hablar más de lo que era necesario; y a ellos los tendría siempre a mi lado: no hacía falta gastar palabras que me harían sucumbir a el llanto.
Me bañé rápidamente y de la misma manera me vestí, bajé con la maleta a la planta baja y dije:
-¿Quién se bañará ahora?
-Beth, Thomas y yo nos bañamos hace horas. Creo que llegas un poco tarde dormilona- me dijo Matt riéndose, y entonces me di cuenta de la razón por la que no me había costado levantarme lo que yo consideré "temprano".
-Eh... Lo siento- murmuré algo sonrojada.
-No te preocupes cariño, la cena de ayer se prolongó más de lo esperado, es de imaginar que estuvieras cansada- dijo Camille mientras me sonreía maternalmente y yo le devolvía el gesto.
Ahora sólo Amelie seguía con una expresión ausente; Matt volvía a bromear como siempre y Thomas -aunque en silencio- se había acercado a mi y con la más leve de las sonrisas me rodeó la cintura con uno de sus brazos.
-Pues... Nos veremos pron...- susurré cuando ya estábamos frente a la puerta principal con las tres maletas y el bolso de la comida; pero no pude terminar pues la voz se me quebró y me volví hacia Amelie y Camille tomando aire y tratando de no romper a llorar- Se que quizás un "nos veremos pronto" o un "hasta luego" parezca demasiado tiempo, pero les prometo que esta no es la última vez que nos veremos o que estaremos juntos... Pensaré en ustedes todo el tiempo y siempre estarán en mi corazón.
Camille rompió a llorar y nos abrazó a todos por mucho rato. Aunque Amelie no lloró, era palpable el esfuerzo que esto le causaba. Con Thomas aún abrazado a mi, me dirigí a ella y la abracé fuerte, y luego Camille vino y ella, Amelie y yo nos abrazamos; a lo que luego se unió Matt y Thomas.
Fue un momento hermoso, que jamás olvidaré. Cuando nos separamos encontré a Matt llorando con tanto sentimiento como yo, y para aligerar la situación le dije:
-Vaya, miren quién está llorando. ¿Eh, "señor sentimentalismo"?
Él se rió estruendosamente, la verdad todos lo hicimos.
-De acuerdo, de acuerdo, admito que todo esto me conmueve.
Thomas se rió armoniosamente y me besó la frente para luego agregar:
-Si vuelves a poner los ojos en blanco por algo así- y volvió a besarme cuidadosamente en la coronilla- te juro que no te dejaré olvidar lo sentimental que puedes ser hasta que los dos seamos muy viejos y ya no puedas oír, y sólo por eso dejaré de decírtelo.
Nos reímos de nuevo todos a carcajadas y nos dedicamos las últimas despedidas.
Salimos de la casa de Camille, y cerramos la puerta cuidadosamente. Thomas seguía teniendo su brazo alrededor de mi cintura, y yo tomé a Matt de la mano y lo acerqué a mi para también abrazarlo a él. Y así, los tres entrelazados y recientemente golpeados por la nostalgia les pregunté:
-¿Listos?
Matt me miró y dijo:
-Completamente- yo sonreí y les dije:
-Pues vamos.
Thomas me beso de nuevo en la frente y repitiendo las palabras que yo dije al salir de casa de mi tía, susurró en mi oído:
-Sin mirar atrás...
Sí, frío, humedad, brisa y nostalgia. Exactamente lo mismo que sentí al marcharme de la gran casa a las afueras de París, pero de pronto pude descubrir cual era la diferencia de aquella vez: esperanza.
Esta vez me inundó ese maravilloso sentimiento, y súbitamente supe que todo estaría bien. Ya no habían dudas ni arrepentimientos estaba segura de que llegaríamos a nuestro destino y de que, de alguna manera, volveríamos todos a ser felices.



7 motivos para escribir(::

Pk dijo...

ok ok! casi que lloro con el cap!
no me esperaba q matt llorara y las palabras de thomas! uuufff... no!
demasiado bueno el cap!!! juju el dia de mi cumple hahaha

espero el prox cap y no tardes tanto pliiis.. sino ya sabs donde me vas a encontrar hahah a:)

xoxo

X. E. F. dijo...

awwww, HERMOSO, ame el cap, espero publiques pronto, quiero saber que tal les va en el viaje y quisiera saber cuando Thomas y Beth se admitiran su amor de frente :D. Cuidate, besos, adios, nos leemos.

★•°Gяaςэ°•☆ dijo...

OH DIOS MIO!!! casi lloro, cuando sera que que Thomas le declare su amor a Elizabeht? ya estoy ansiosa.

porfavor, porfavor publica pronto!!!

besos!!!

PD: como es eso de que si no hay minimo 6 cap, no hay cap nuevo??? asi??!!....

.

★•°Gяaςэ°•☆ dijo...

CUARTO COMENTARIO...!!!

★•°Gяaςэ°•☆ dijo...

QUINTO COMENTARIO...!!!

★•°Gяaςэ°•☆ dijo...

SEXTO COMENTARIO...!!!

ahora si tienes que publicar cap nuevo... jiji :) no hay escusa!!

besos!!!

.

«ραtгιcια» dijo...

Diooos *-*
Que penaa me ha dadoo, T.T xD
Ya tienes que subir otro capítulo eh?
Besoos!

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