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martes, 20 de julio de 2010

Cap. 28 Instinto protector

La mañana estaba fresca. Juguetones rayos de luz iluminaban la cueva mientras en ellos las motitas de polvo bailaban al compás de una música que jamás sonó. El cielo se tiñó nostalgia y de espectación, pues nadie sabía qué podría pasar luego ni qué tendríamos que hacer para salir de aquel lugar que por un momento había sido refugio y que ahora se había tornado en una especie de prisión de sentimientos y emociones.
Durante la noche el avión apareció de nuevo un par de veces, y unas horas antes había vuelto a dejar caer una bomba; aunque quizás muy lejos ya que -aunque el sonido fue igualmente atronador- no causó gran destrucción, al menos, no cerca de nosotros... Esta vez todo el mundo se dio cuenta de lo que había pasado, y desde ese instante ya nadie pudo seguir durmiendo. Yo no dormí casi nada, prácticamente acababa de rendirme ante el cansancio y minutos después la bomba había caido. Como llegamos allí muy tarde en la noche, o quizás en las primeras horas de la madrugada, el día estaba bastante iluminado y el sol muy alto en el horizonte.
Todos habíamos reposado aunque hubiera sido un rato muy corto; todos menos Thomas. Él se había quedado a mi lado en el poco tiempo que pude dormir y no intentó siquiera cerrar los ojos; según él, debía permanecer 'alerta'. Sus instintos de supervivencia, que quizás hubiera aprendido en su época de soldado, afloraban ahora y dejaban entrever lo que fue tal vez el Thomas de antaño, un Thomas que cargaba sobre su espalda el peso de toda una tropa -peso que no le correspondía para nada- y que ahora volvía a cargarse con el peso de unas treinta y tantas personas que según lo que él creía, dependían de él para vivir. Quizás esta vez tuviera un poco de razón. Si no hubiera sido por Thomas no hubieramos podido salir del tren y tal vez el lugar donde cayó la última bomba hubiera sido en el que nos correspondería estar de haber seguido con la ruta prevista para aquel día. Pero ahora que estábamos medianamente a salvo, podría tal vez compartir todo ese peso que estaba cargando innecesariamente con alguien más. No había necesidad de que al final tuviera que sucumbir ante el cansancio y la ansiedad que pronto le produciría sentirse el responsable de tantas personas.
Sí, era un día fresco, pero en ese momento a mi me parecía unos de los más terribles que jamás había vivido. Acabábamos de comer con lo que todos traíamos en nuestras maletas, y quedaba muy poca comida. Quizás tan sólo para unos tres días.
-¿Qué haremos? No podemos quedarnos aquí para siempre...- pregunté, mientras miraba a Thomas que aunque se hubiera puesto en modo de combate, seguía siendo exactamente la misma tierna y hermosa persona que había sido siempre cuando estaba conmigo.
Me miró a los ojos, mientras desbordaba sinceridad en la cascada de los suyos, y mientras me acariciaba una mejilla, dijo quedamente:
-Pues la verdad es que no lo se.- sonrió como si no hubiera nada mas cierto que lo que acababa de decir- Pero por eso no te preocupes, pronto saldremos de aquí y continuaremos nuestro camino hacia Suiza. Lo más seguro es que en la estación noten que falta un tren y pronto empiecen una búsqueda.
-Oh... Y cuando nos encuentren, ¿a dónde nos llevarían?- hablando con él me sentía como en las nubes, incluso cuando segundos antes hubiera sentenciado aquel día como el más espantoso de mi existencia.
-Pues, quizás de vuelta a Francia. Pero cuando llegue el momento, ya arreglaremos eso.- a continuación me besó la coronilla de nuevo, como siempre hacía y colocó otra vez su brazo al rededor de mi cintura mientras se levantaba del suelo y me ayudaba a mi a levantarme.
Todos lo miraron, pues para las personas que habían tenido el infortunio de tomar aquel tren, Thomas era algo así como un líder, un héroe. Incluso para el conductor del tranvía, que prácticamente no había hablado desde que llegamos allí. Tal vez, Thomas tenía algo que decirles a esas personas; podría ser lo mismo que me dijo a mi, pues debía tranquilizar a los que tuvieran, quizás, las mismas inquietudes que yo acababa de expresar. Y efectivamente, después de carraspear para llamar la atención que ya tenía puesta en él completamente, dijo en voz fuerte:
-Bueno, se que todos están preocupados y que necesitan respuestas a muchas preguntas. En eso yo puedo ayudarlos, quizá no para todo lo que quieran saber, pero si para gran parte de sus dudas. Me gustaría que me preguntaran en voz alta, y así las personas que tengan la misma incertidumbre puedan recibir la misma respuesta que quien me preguntó.- lo repitió de nuevo en francés, luego en un idioma que creí reconocer como italiano, despúes de eso en alemán y en otros idiomas que no pude identificar. Los murmullos se propagaron rápidamente, y luego unas tímidas manos se alzaron para preguntar.
Un hombre bajo y con calva, que miraba a través de unas gafas de montura fue el primero en hablar:
-Mi nombre es Eugene Roustenberg.- de pronto reconocí al hombre que, en el tren, trataba de controlar a su mujer, una dama regordeta que no paraba de llorar- Y necesito saber cuándo saldremos de aquí, ya no tenemos casi comida y no podemos permanecer aquí para siempre.
Un murmullo de aprobación recorrió a la gente que pudo entender a el Sr. Roustenberg que había hablado en francés, y al rebotar en las paredes de la cueva y producir un eco siniestro los que no hablaban el idioma parecieron sentirse sobrecogidos.
-El señor Eugene Roustenberg me pregunta cuando saldremos de aquí.- dijo Thomas en inglés obviando la parte en la que el hombre se había referido a la falta de comida, luego repitió el mensaje en muchos idiomas para luego agregar en francés dirigiéndose al hombre-: Bueno, Mr. Roustenberg, a mi parecer an la estación ya deben haber notado que falta un tren, y en lo que a mi concierne pronto vendrán a buscarnos- lo repitió de nuevo muchas veces en distintos idiomas. Ahora el murmullo era general, todos habían comprendido lo que estaba pasando, y todos comentaban en voz baja su opinión a los demás.
-Disculpe, emm...- añadió una mujer muy alta y con un porte muy elegante que hablaba en inglés a través de unos labios pintados de un rojo carmín que recordaba a la pintura que solía usar mi tía...
-Thomas.- respondí al ver que se había detenido a causa de no saber como llamar a la persona a la que se dirigía. Él me miró con una hermosa sonrisa para luego dirigir su atención a la mujer que acababa de hablar.
-De acuerdo, Mr. Thomas. Yo me llamo Adeline ¿Cómo está usted tan seguro de eso? Yo creo que podrían darnos por muertos y quedarse donde están sin siquiera intentar localizar el tren.- Thomas la miró, a mi parecer un poco exasperado por el negativismo de la mujer. Antes de contestarle repitió una y otra vez la pregunta en muchos idiomas obviando, claro, la parte en que Adeline había dicho que podrían darnos por muertos y no venir a buscarnos.
-Pues, Ms. Adeline, la verdad es que no puedo asegurarle que eso vaya a pasar, pero me parece mejor mantener viva esa esperanza que sumirse en la negatividad.- y volvió a repetirlo en todos los idiomas que conocía.
El conductor, un hombre no muy anciano de cabello color rojizo casi como el de Matthew, añadió en francés:
-Yo si estoy seguro de que vendrán a buscarnos. El el procedimiento que se debe aplicar cuando un tren ha desaparecido, no pueden dejar de buscar sobrevivientes aunque las condiciones indiquen que es prácticamente imposible que alguien no haya muerto.- Thomas lo miró sonriendo y luego asintió. Volvió a repetirlo en diversos idiomas; y después de un rato de preguntas y respuestas la mayoría de los que allí nos encontrábamos nos sentimos lo suficientemente satisfechos para dejar de preguntar.
Fue una tarde tediosa, y a decir verdad las afirmaciones de que pronto vendrían a buscarnos no me convencieron demasiado.
Thomas y yo nos sentamos en nuestro rincón de siempre, cerca de la entrada de la cueva para que él pudiera supervisar el exterior, y cuando ya me disponía a tratar de dormir un rato aunque la noche ni siquiera hubiera caido, Matt apareció con cara de preocupación y se dirigió a Thomas cuando habló:
-Hey muchacho, si vienen a buscarnos no podemos seguirlos. Tardaríamos siglos en volver a ponernos en camino hacia Suiza, nos harán preguntas de todo lo ocurrido hasta que nos sepamos de memoria todas las respuestas, y por si fuera poco nos enviarán a hacernos un montón de análisis innecesarios. Necesitamos un plan para salir de aquí cuanto antes.- en la voz se notaba un dejo de ansiedad que dejaba ver lo serio que estaba sopesando la posibilidad de huir.
-Lo sé, pero para irnos tendremos que esperar a que vengan por ellos- y señaló a los demás. Al principio no comprendí a quá se refería, y al parecer Matt tampoco, pues se quedó mirándolo con cara de embobado. Thomas se dio cuenta y añadió-: No podemos dejar a los demás aquí sin siquiera estar seguros de que vendrán a buscarlos. Para mi eso no es una opción.- su tono era cortante, era obvio que no aceptaría ninguna réplica.
Matt bufó, y luego comentó:
-El que necesita llegar a Suiza eres tu. Ya aceptarás entonces las consecuencias.- parecía un niño pequeño y malcriado al que le hubieran negado un sabroso dulce. No pude evitar dejar escapar una risita nerviosa, pues ver a un hombre tan robusto y corpulento como Matthew Cromwell en una actitud como la que acababa de demostrar, era algo realmente gracioso.
Matt decidió irse con aire ofendido, y dejarnos a nosotros de nuevo a solas.
El instinto protector de Thomas estaba resultando realmente molesto, pues no podía pasar un día sin que se cerciorara de que todos estaban medianamente a gusto y que nadie tuviera ninguna duda o inquietud, aunque también era algo bastante tierno que demostraba su valía. No sólo era valiente, fuerte y apuesto, sino que también sabía apreciar a las demás personas y estaba el pendiente de algo más que no fuera él mismo. Era perfecto, eso ya lo sabía.
Otro día pasó sin novedad alguna, y los rescatistas no daban señales de aparecer, la comida se estaba acabando rápidamente. Empecé a pensar seriamente en darle la razón a Matthew y llevarnos entre los dos (aunque fuera a rastras) a Thomas para poder continuar nuestro camino. Después de pensarlo me odié por ser tan egoísta.
La noche volvió a llegar, y ya todos habíamos dormido un poco el día anterior. Incluso Thomas se vio necesitado de un momento de sueño. El avión no había vuelto a aparecer, y al menos eso era un consuelo. Aquella noche llena de estrellas era perfecta para dormir profundamente al lado de un ser tan hermosamente perfecto como Thomas. Me dispuce a cerrar los ojos, cuando de pronto esa voz con la que estaba dispuesta a soñar, habló y muy bajito me dijo:
-Lo siento- el comentario me sorprendió, así que abrí desmensuradamente los ojos y lo miré confundida.
-¿Por qué te disculpas?- su mirada me traspasaba, y de un momento a otro me vi contagiada por la sinceridad de su arrepentimiento y su dolor.
-Por dejarte venir conmigo, si no fuera por mi no estuvieras en esta situación de vida o muerte. Yo te traje hasta aquí y no no es culpa de nadie más sino mía que nos veamos envueltos en este desastre.- algo como eso no me lo esperaba, estuve a punto de decirle que peor hubiera sido dejarme vivir sin él, que eso me hubiera destozado desde adentro y que entonces el dolor hubiera sido mil veces peor. Pero no tuve el valor. Ya le había dicho que lo quería, y él me había contestado que él se sentía igual; pero no habíamos vuelto a hablar del tema y en ese momento no sabía si era adecuad decir algo como eso.
-Thomas no te culpes de nada, yo decidí venir. Por mi no te preocupes- "esté donde esté si estoy contigo me encuentro en el lugar al que pertenezco" estuve a punto de decirlo, pero las palabras no salían de mis labios.- Debes dejar de culparte por todo, y compartir la pesada carga que llevas con otras personas que podrían ayudarte- ese pensamiento había estado esperando poder salir desde el primer día que pasamos en aquel lugar, y ahora que era libre, no se sentía totalmente bien expresarlo; pues al parecer había dado justo en el blanco de lo que él sentía e inmediatamente su semblante se pintó de una máscara de tristeza y frustración.
-Yo...- tartamudeó unas palabras incomprendibles, y luego se calló. Me miró a los ojos y se acercó mucho a mi rostro... Era demasiado hermoso, nunca habíamos estado tan cerca.
La sorpresa de que de pronto se encontrara tan cerca de mi me hizo bajar el rostro, algo que luego lamenté pues él me estaba mirando totalmente... ¿enternecido? creo que sí. Y el peso que ejercía su manera de mirarme sobre mis pensamientos, se tornaba en una sensación totalmente dulce que nunca me cansaría de experimentar. Era mucho mejor cuando nuestras miradas se encontraban tan cerca...
Lo abrazé de improvisto, no lo había planeado pero no pude retener el impulso. Él también me abrazó dulcemente, y por un momento creí sentir lo que él sentía como si ya no fuéramos dos sino uno solo. Estábamos hechos el uno para el otro; él era para mi y yo era para él. Volví a repetir esa frase que me sabía de memoria, y me sentí de nuevo tan feliz como siempre que la pronunciaban mis pensamientos, una felicidad que sólo podía significar que estaba en lo cierto.
Yo trataba de consolarlo, y él trataba de compensarme por lo que "me había hecho". Para mi era una total locura que pensara eso, pues él era lo mejor que jamás me había pasado.
Nos separamos y nuestros ojos hablaron como nunca antes, y así poco a poco me volví a apoyar en su hombro, y me sumí en el mundo de los sueños, que siempre había resultado un refugio para mi, algo reconfortante.
Aunque hacía un frío terrible aquella noche, no sentí ni un escalofrío recorrer mi columna, pues el brillo que mi corazón emitía al estar tan cerca de su otra mitad me calentaba desde adentro, y cada centímetro de mi cuerpo se veía iluminado por una extraña luz que sólo yo veía...

3 motivos para escribir(::

Shadow of the Dark dijo...

Precioso capítulo!
Y pobre Thomas, ur repitiendo todo el rato lo mismo en diversos idioma, que paciencia! :)
Publica pronto!
Shadow

Shadow of the Dark dijo...

ir repitiendo todo el rato lo mismo en diversos idiomas :) Me equivoqué al escribir

Ariusk dijo...

Ahh nena un santo tiene una pacienciaaaaaaaaa q Dios benditooo!! pero muy tiernos Elizabeth deberia aprender a ser mas decidida!!

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